Para ser realmente GRANDE hay que estar con la gente, no por encima de ella.

jueves, 13 de octubre de 2016

Frases "des-hecha-das"

Desde hace algún tiempo vengo prestando atención a cómo me comunico, me expreso y hablo, pero también a cómo lo hacen las demás. Algunas dirían que “a buenas  horas mangas verdes”, pero “nunca es tarde si la dicha es buena”. Actualmente y afortunadamente, cada vez más oímos que es muy importante realizar un uso correcto de la lengua, pero las frases hechas están tan instaladas en el ideario colectivo que obviamos su sentido literal para quedarnos con su sentido figurado y, muchas de ellas, “las matan callando”.

Las frases hechas son expresiones con una forma fija. Tienen un sentido figurado y son de uso común por la mayoría de los hablantes de una comunidad lingüística, en todos los niveles sociales y culturales. Su empleo está  muy extendido y son aplicables en numerosos contextos en los que podemos introducirlas.

Tenemos un sinfín de frases que nos ayudan a expresar una idea sin hacer necesariamente referencia a esta: “pan con pan, comida de tontos”, “por la boca muere el pez”, “apaga y vámonos”, “a la tercera va la vencida”, “quien calla, otorga” o “quien canta, su mal espanta”; son sólo unos ejemplos.

Sin embrago, “no es oro todo lo que reluce” y, al igual que la comida precocinada, son de fácil producción (“abrir y servir”) y pocas veces reparamos en leer sus ingredientes. En cuanto a ingredientes, no hablo de los principales como el arroz y el pollo que, evidentemente (y esto habría que corroborarlo), lleva el plato precocinado, sino a los ingredientes secretos; ya sabéis, los famosos “E” que en el caso de las frases hechas yo he llamado las “F” de -fobia.

Muchas de estas frases contienen mensajes implícitos con contenido discriminatorio y excluyente,  de tipo sexista, homófobo, xenófobo, etc... un ejemplo claro de ello serían: “ trabajar como un negro”, “mariquita el último”, “es un trabajo de chinos”, “maricón el que no bote”, “vas hecho un gitano” o “hacer el indio”.

Como es bien sabido, “en casa de herrero, cuchillo de palo” y yo mismo me sorprendo en más ocasiones de las que me gustaría haciendo uso de algunas de estas construcciones. Comprendo que están tan arraigadas que es imposible erradicarlas. También sé que “no hay que hilar tan fino”, ni “meterse en camisas de once varas” pero, al igual que elijo mi comida, mi ropa y todas las demás cosas materiales (insustanciales e irrelevantes), tengo la libertad de elegir cómo quiero expresarme. Y, elijo esforzarme por eliminar de mi lenguaje cualquier forma sexista, xenófoba, racista, clasista, homófoba, etc...


Ghandi dijo: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Pues bien, no puedo cambiar el mundo pero sí la forma en la que me relaciono y comunico con él, así que para mí todas esas frases son tan solo frases “DES-HECHA-DAS”.

(Correcciones Dª Antigua Muñoz)

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